lunes, 6 de diciembre de 2010

NOSOTROS: Fanego y el compromiso

–Hace unos meses se instaló la discusión acerca del compromiso político del actor.

Todos tenemos derecho a tener una mirada política, lo digamos o no, lo queramos reconocer o no. Estamos en un mundo en conflicto y la indiferencia también es una postura política. La vida es así: hay negro, blanco, hay ricos, hay pobres; hay quien tiene demasiado y quien no tiene nada. Si me mantengo independiente, soy parte del conflicto. Durante mucho tiempo fui independiente de un partido político, anduve suelto por ahí, veía dónde ponía el voto porque no sabía dónde militar. Pero la indiferencia no me va. Todos tenemos una postura, un pensamiento ante la vida: si está bien el matrimonio igualitario, si está bien el aborto, si está bien fumarse un porro, o está mal. Lo que sucede es que yo también soy una persona además de actor. Y lo cierto es que yo como persona tengo mi ideología política y estoy muy feliz de tenerla. Quiero convivir con eso también y tengo todo el derecho a aprobar o denostar a un determinado gobierno. Teatro por la Identidad nace un poco de eso. De la voluntad de un montón de tipos como yo, que teníamos nuestro nombre o prestigio y lo pusimos al servicio de la causa de las Abuelas, y vimos el resultado que tenía. ¿Por qué tengo que ocultar mi pensamiento sobre un proceso político que se está viviendo en el país? Y además veo que no estoy solo. Antes veía que era un problema mío nada más, pero la muerte de Néstor puso negro sobre blanco en un montón de cosas. Y me di cuenta de que no estaba solo. Un montón de compañeros están al servicio, y no es que se vean beneficiados por nada.

–Pero se generaron algunas preguntas y se los acusó de estar comprados.

–Yo me lo vengo comiendo desde la época de las elecciones en la ciudad, Filmus-Macri. Los chicos de CQC me preguntaron cuánto me garpaban. Yo les preguntaría a ellos cuánto cobran por hacerle campaña a Macri. Evidentemente algo reciben a cambio. Vivo de mi trabajo hace 23 años. Desde la dictadura hasta acá he vivido de mi trabajo, siempre me organicé para vivir lo más dignamente posible tratando de no renunciar a mis convicciones. Y no me arrepiento para nada. Últimamente lo digo con más contundencia. Si me he moderado por mucho tiempo, considero que ha sido un error. Durante estos siete años, a la gente le parecía que estaba bien hablar mal de Kirchner a los gritos, y uno, por cuidadoso, no daba a conocer su opinión. Ahora es al revés, si quieren entrar en rosca, entramos en rosca.

–¿Y eso le ha traído consecuencias?

–Sí, las trae. Yo festejo mi cumpleaños el 30 de marzo. Durante mucho tiempo, al pie del diario Clarín, salía ahí. Este año me sacaron. No sé si eso es una consecuencia, pero dejé de cumplir. Me clavaron en 54. Pero uno sabía que esas serían las consecuencias. No es novedoso y tampoco la primera vez que ocurre. No me llama demasiado la atención.

–No lo amedrenta.

No, me envenena. Lo que empieza a revelarse es que estos estaban atrás de aquellos enemigos.

–¿Y la televisión está dentro de esa tesitura?

–Cuando nosotros en el ’91 nos paramos en contra de las privatizaciones, hicimos muy bien. Fue muy coherente. Trabajé en la televisión privada, espero seguir haciéndolo, aunque hay lugares donde parece que me negaron la entrada.–¿Cuáles serían esos lugares?–Ocúpense ustedes de averiguar. Ustedes saben qué actores no están en pantalla y por qué no están. No nos pongan a nosotros a decirlo. Yo no voy a decir que estoy prohibido ni voy a ofender la memoria de los prohibidos. Alguien puede decirme “pasaste de moda, Fanego” y callarme la boca.

Revista Veintitres, Domingo 5 de diciembre de 2010)

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